viernes, 4 de febrero de 2011

Más cuentos chinos

Cual si fuésemos los protagonistas de una fenecida serie ochentera dedicada a revelar la magia de las distintas fábulas y cuentos universales, con su necesaria cuota de terror y horror, claro; los que estamos a favor de la planificación familiar, el uso de métodos anticonceptivos e, incluso, del aborto (¡horror de horrores!), tenemos el raro don de generar espantos en quienes no lo están. Y es que la sola mención de aquellos temas es suficiente para que nuestras contrapartes (religiosos en su mayoría) lancen alaridos de "¡oh, Dios mío!", crucen en sus rostros imaginarias figuras santas y salgan despavoridos de donde se encuentren. ¿Por qué? Bueno, no es mi intención explicar eso en este post. Sólo basta decir que son religiosos y con eso debe ser suficiente para entender aquel fenómeno de idiotas.

Pero vayamos a los que realmente nos importa como personas y como peruanos ad portas de una nueva elección de gobierno: ¿qué dicen al respecto los candidatos al sillón presidencial? Lo esperable: Castañeda Lossio (el menos candidato de todos los candidatos, y ese no es un piropo) dice que está totalmente en contra (bueno, el sólo hecho de haber dicho que fue hasta el Vaticano para pedirle al papa que bendiga su candidatura ya debería darnos una idea de cuan tonto sería debatir seriamente estos temas con él). Toledo hizo un amago de juego fuerte al soltar, para la prensa extranjera, que él sí creía que los temas de aborto y (¡ojo!) legalización de las drogas, deberían ser discutidos seriamente... ¿qué cosa?, ¿un candidato peruano (y de los fuertes) poniendo sobre el tapete estas cuestiones? Nah! Falsa alarma. Sólo se le chispoteó y resulta que todos entendimos que dijo algo que no dijo pero que oímos que dijo, o sea, el mismo Toledo de siempre. Humala, bueno, qué les puedo decir de Humala: se ha suavizado demasiado como para reconocerlo y/o entenderlo bien. Rodriguez Cuadros es el único candidato que se ha mostrado realmente serio en este aspecto y ha dicho que sí pues, que es necesario un buen debate al respecto y que hay serias razones para pensar que en realidad lo hoy penalizado no debería serlo más y que todas las mujeres, en realidad, son libres de hacer con su cuerpo lo que quieran... pero el chico de las diplomacias es eso mismo: un candidato chico. No le alcanzan las preferencias para zarandear el escenario con propuestas tan liberales, y, valgan verdades, es por esa misma condición que puede darse el lujo de soltar estas cosas, ya que si fuese un candidato grande de seguro la pensaría dos veces antes de decirle a un país tan ridículamente pacato, que piensa distinto o que piensa sacarlo del oscurantismo dieciochesco.

Ah, pero no crean que me olvidé de quien falta, de la gordita simpática, de la "besho, abasho", de la hija del dictador, cuya única propuesta de gobierno conocida (y la más clara hasta hoy) es el de "libertad para mi papi", de aquella congresista devenida en candidata que, durante los últimos cinco años, se la pasó casi un año en las clases de su maestría en Estados Unidos, de aquella farsante que un día se animó a decirle a la CNN que fue ella quien impulsó la Ley que ayudó a bajarle los impuestos a los espectáculos no deportivos (por la que ahora podemos disfrutar de megaconciertos), siendo que, quien es la artífice de aquella genialidad, es nada más y nada menos que la bien ponderada Lucianita León. No, no me olvidé de ella. Bueno pues, la señora Fujimori, teniendo un duro 20% en las encuestas, se sabe como una candidata fuerte y, además, como la representante del sector más reaccionario (léase: ignorante) del país. De tal modo que jamás en su vida se arriesgará a soltar alguna propuesta audaz, habida cuenta de que tiene al frente a una prensa tan amarillista, a la que poco y nada le interesa contribuir a la buena calidad del debate electoral, que es capaz de hundirla en el acto si desprende de sus labios alguna frase con la que el Perú se escandalice.

De tal modo que, al preguntársele por estos vericuetos, la candidata del dictador sólo atinó a señalar que está en contra del aborto, indicando que, como “mujer” y”madre de familia”, solo acepta el aborto terapéutico como una forma de salvaguardar la vida de la madre. Ok, aceptaré que esa es una postura respetable y digna de tomarse en cuenta. Pero, vamos, seamos un poco maliciosos en esta campaña:

1.- Su padre, el dictador de los 90's y ahora delincuente condenado, allá por el lejano 1990 también dijo en alguna ocasión: "¡Yo jamás haré eso, señor!" (refiriéndose al shock económico). Sin embargo, algunos meses después, ya lo veíamos metiéndole la yuca al Perú al hacer lo que dijo que nunca iba a hacer.

2.- Su padre, el sátrapa japonés, gobernador de facto de estas tierras durante diez años, impuso una política Maltusiana de esterilización forzada a miles de mujeres de escasos recursos (algo que choca frontalmente con la actual postura edulcorada de su hija en relación con esos temas).

Entonces vale la pregunta: ¿qué pasaría si, como su padre antes que ella, la señora Fujimori ahora dice que no y mañana dice que sí? ¿No sería eso un engaño a su electorado? y, por lo tanto, ¿no significaría ello que en realidad hoy en día está hablando pura mierda? ¿No debería esta señora deslindar su postura con la que tuvo el gobierno de su padre (del que fue primera dama, por cierto)?

A ver recordemos...