sábado, 5 de septiembre de 2009

¡Perú campeón, Perú campeón!


Es el grito que repite la afición.

Por Fred Borbor.

Los peruanos tenemos una razón más para henchir el pecho y sentirnos orgullosos de nuestros logros. Y es que no cualquiera en nuestros días tiene la capacidad de ser el mejor anfitrión para las grandes mafias y cárteles de droga, y además, no cualquiera tiene las agallas de permitirse el lujo de ser el primer exportador de cocaína en el mundo. Claro que Colombia –¡esos malditos!– aún nos lleva la delantera en cuanto a producción, pues produjeron durante el año 2008, 430 toneladas de esa basura que es tan rica, mientras que nosotros sólo pudimos producir 302. ¡Ah! pero los peruanos ya les tomamos ventaja con respecto a la exportación, pues mientras allá se han incautado 198 toneladas de toda su producción, aquí sólo se ha podido incautar unas miserables 20 toneladitas de nuestro rendimiento, lo que en buen romance quiere decir: más producto nacional para mandar afuera. ¡Chúpate esa Colombia!

Pero, ojo. Esta no es la única razón por la cual debemos sentirnos orgullosos de nuestros logros como país. También están las cantidades inferiores de terrenos de cocales que hemos erradicado frente a la enorme cantidad que Colombia ha logrado erradicar. En este punto debemos felicitar y darles las gracias a todos aquellos peruanos, hermanos nuestros, que han hecho posible todo esto. Sin su valiosa ayuda no podríamos estar celebrando esta avasalladora victoria frente a nuestros vecinos del norte, muchachos. Gracias a todos aquellos políticos, congresistas, ideólogos y ciudadanos que con su tenacidad, su valentía para enfrentarse al malévolo sistema que nos gobierna, y especialmente por su solidaridad para con sus pares –compatriotas productores y traficantes– al contratarlos como asesores y empleados, su capacidad para reunir bajo su causa a cientos y cientos de jóvenes que bregan con ellos en pro de la causa cocalera. Sin todo ello, hubiese sido imposible degustar ahora la delicia de que en el Perú sólo se hayan erradicado 10,143 hectáreas de cultivos de hoja de coca frente a las 95,731 que los colombianos mala leche lograron limpiar. Y claro que sí: gracias también a nuestro gobierno que con su estúpida parsimonia, ha logrado que nuestro territorio se convierta en un paraíso terrenal para la coca; sentado de brazos cruzados, poniendo autoridades con pocas luces temáticas en los ministerios de defensa e interior, incapaces de hacerle frente a una organización terrorista guardaespaldas de las mafias operantes en el VRAE, sin un plan efectivo y sin derivar los recursos necesarios para la lucha antidroga. ¿Qué otro estado, que se precie de ser lo máximo en política macroeconómica y de ser un luchador contra las drogas, puede disponer un plan de erradicación únicamente para dos de sus departamentos, frente al plan para 24 departamentos de su vecino? ¡Arriba Perú!

Otras cifras alentadoras: En Colombia: 3,209 laboratorios de producción de droga destruidos, frente a sólo 1,125 laboratorios destruidos en el Perú. En Colombia 9,634 toneladas de insumos químicos para producir droga incautados, frente a unas miserables 470 toneladas incautadas aquí. Y es en este punto que debo incidir para elogiar una vez más el gran trabajo de nuestro gobierno: hace más de cinco años, la SUNAT, la DIRANDRO y otras instituciones vienen clamando por la implementación del Registro Único de Empresas Comercializadoras y Usuarias de Productos Químicos, lo que en buena cuenta es un simple y puto software que le permitirá a los organismos referidos tener un mayor control sobre estos insumos y así evitar que vayan a parar a manos del narcotráfico. ¡Horror! ¡Ni pensarlo! Nos quitan nuestro primer lugar. Sigue así Alan. Sigan así chicos.

En resumen señores, pongámonos la mano al pecho y con lágrimas en los ojos, emocionémonos por esta victoria aplastante sobre nuestro más cercano contrincante. Mientras no exista en nuestro país una voluntad política, encabezada por el propio Presidente de la República, mientras sólo se ponga 350 milloncitos de dólares para la lucha antidrogas (en realidad sólo 13, porque el resto es de la cooperación internacional) y mientras el VRAE siga tomado por las organizaciones de narcotraficantes y su sabueso sicario llamado “Sendero Luminoso”, podemos estar tranquilos, sabiendo que nuestro liderazgo como primer país exportador de cocaína está asegurado por mucho tiempo.