I
De los parajes miles que la vida me devuelva
con la genuina angustia del mísero vandalito,
con la virgen celada de praderas consagradas
de los mismos carismas pensados y olvidados;
he de tener el implante del corazón impuro
secado con aires de climas feroces y sagaces,
alma de cerbero, mente de coartadas venales,
nombre de animal rastrero buscador de ruina,
he de dar el beso mortuorio del edén llorado,
y pondré piedras en tumbas negadas al vulgo,
y reiré a manchones con dientes amarillentos;
mas heme hoy criado en la confianza invernal
aún sucio, aunque sin pieles pictóricas ya idas,
teniéndome en lonche eterno de legumbres
sanas, vanas, canas, ufanas, marranas y Lamas,
siendo rescate venido a salva tierra sólo por ti.
II
Mis pasos duros de oscurantismos pedregosos,
diéronme felonas manos para como armas ser
que contra el confín finito se alza gritando más.
Me encuentro fugaz convertido en sucio trapo
manchado y machacado sin voz por los seres,
los seres, los seres, los seres, los seres y ellos,
vistas de puertos ardientes de seda con avena
cadena, condena, centena, melena, y más ena,
vuelto a cargar el muerto veraz y capaz de dar
raíz a la ocre fuente nacida de anteaños vanos
pasados vacíos y existidos al borde pero sin ti.
III
Un errante motivo autista y llorona develación
ponen la sal copiona al diestro tenor sensorial
de mis evocaciones vitales de parajes perdidos
volteados a probar lo que hoy me es perdido.
La vida ésta malcriada y mimada, viciada por ti,
calza a las escuadras de los polígonos medidos
de certezas innobles y salvadas de viejas barras.
La vida ésta infante y coqueta, abierta y solaz,
maldita de mis huestes que buscan espantarla,
me oprime, me opaca, me enerva y me engulle,
me ata, me encierra, me gana y me compagina;
volvióse hoy día la voz centrada de la lucha feliz
que diome el capricho de serme un objeto de ti.
IV
Y cuando a matarme vaya quizás esta vivencia,
y cuando ya no piense de pie y de mano sucia,
cuando un soplido osco de tus labios escuche
carente de veces dulces y cien acomodaciones,
si tus asadoras pantorrillas no me buscan más
con aspiraciones concisas de nieves y montaña
ni tus mamas diosas embriaguen mi impureza,
al silencio iré en compañía de mi amigo Arthur
a tirarme en la playa a beber metales fundidos
y harta bulla haciendo irrumpiré en los vacíos
pregonando por todos los diablos que conozca
que llego acolchado y ligero de andar por ahí,
de tocar, de cantar, de escribir y de amarte a ti.
De los parajes miles que la vida me devuelva
con la genuina angustia del mísero vandalito,
con la virgen celada de praderas consagradas
de los mismos carismas pensados y olvidados;
he de tener el implante del corazón impuro
secado con aires de climas feroces y sagaces,
alma de cerbero, mente de coartadas venales,
nombre de animal rastrero buscador de ruina,
he de dar el beso mortuorio del edén llorado,
y pondré piedras en tumbas negadas al vulgo,
y reiré a manchones con dientes amarillentos;
mas heme hoy criado en la confianza invernal
aún sucio, aunque sin pieles pictóricas ya idas,
teniéndome en lonche eterno de legumbres
sanas, vanas, canas, ufanas, marranas y Lamas,
siendo rescate venido a salva tierra sólo por ti.
II
Mis pasos duros de oscurantismos pedregosos,
diéronme felonas manos para como armas ser
que contra el confín finito se alza gritando más.
Me encuentro fugaz convertido en sucio trapo
manchado y machacado sin voz por los seres,
los seres, los seres, los seres, los seres y ellos,
vistas de puertos ardientes de seda con avena
cadena, condena, centena, melena, y más ena,
vuelto a cargar el muerto veraz y capaz de dar
raíz a la ocre fuente nacida de anteaños vanos
pasados vacíos y existidos al borde pero sin ti.
III
Un errante motivo autista y llorona develación
ponen la sal copiona al diestro tenor sensorial
de mis evocaciones vitales de parajes perdidos
volteados a probar lo que hoy me es perdido.
La vida ésta malcriada y mimada, viciada por ti,
calza a las escuadras de los polígonos medidos
de certezas innobles y salvadas de viejas barras.
La vida ésta infante y coqueta, abierta y solaz,
maldita de mis huestes que buscan espantarla,
me oprime, me opaca, me enerva y me engulle,
me ata, me encierra, me gana y me compagina;
volvióse hoy día la voz centrada de la lucha feliz
que diome el capricho de serme un objeto de ti.
IV
Y cuando a matarme vaya quizás esta vivencia,
y cuando ya no piense de pie y de mano sucia,
cuando un soplido osco de tus labios escuche
carente de veces dulces y cien acomodaciones,
si tus asadoras pantorrillas no me buscan más
con aspiraciones concisas de nieves y montaña
ni tus mamas diosas embriaguen mi impureza,
al silencio iré en compañía de mi amigo Arthur
a tirarme en la playa a beber metales fundidos
y harta bulla haciendo irrumpiré en los vacíos
pregonando por todos los diablos que conozca
que llego acolchado y ligero de andar por ahí,
de tocar, de cantar, de escribir y de amarte a ti.